29 noviembre, 2024 VIERNES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B
Hay que saber prestar atención a lo que vivimos, aprender de los errores y de los aciertos, mejorar la que no nos ha salido bien y lo que nos ha dado seguridad, dando gracias por todo lo que hemos aprendido durante el camino.
Evangelio de hoy
Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Reflexión del Evangelio de hoy
Ver en medio de la oscuridad
Cuando todo parece estar perdido, es como si nos encerraran en una habitación sin nada de claridad y nos parece que mejor no movernos por si nos caemos, por si tropezamos y creemos que lo mejor es sentarnos donde pisamos firmes y gritar lo más fuerte posible a ver si alguien nos escucha y nos puede ayudar.
Puede que esta imagen sea conocida porque en algún momento pasamos por esta situación de desesperación, en la que no vemos salida, en la que estamos tan perdidos que preferimos quedarnos inmóviles por miedo a lo que nos pueda suceder, pero, si no somos capaces de concentrar nuestras fuerzas en buscar una solución a esta situación, nos quedaremos sin fuerzas con las que poder luchar, le daremos el poder al miedo y dejaremos que gaste todas nuestras energías.
Si, en cambio, damos el tiempo a dejar que el miedo gaste sus energías y aprovechamos esa situación para convertirla en oportunidad de dejar atrás todo aquello que nos paraliza y buscamos una posible vía o cambiamos de estrategia si esta no nos funciona, o volvemos a parar, dejar tiempo para pensar, mirar a nuestro alrededor, que siempre hay alguna rendija por la que se cuela la luz, y fijamos en ella nuestra vista para encontrar la salida, entonces veremos que hemos sido capaces de mantener la esperanza, frente a toda desesperanza, y esto es lo que nos ha dado el impulso para seguir adelante, sabiendo que siempre podemos caer, pero que tendremos nuevas oportunidades de volver a levantarnos.
¿Qué haces para encontrar la luz? ¿Te rindes con facilidad? ¿Te das tiempo para pensar?
Prestar atención a los signos de la Esperanza
Cuando compramos cualquier dispositivo, o nos lo regalan, tenemos tantas ganas de ponerlo a funcionar que la paciencia no nos da para leer el libro de instrucciones y preferimos utilizar el método de ensayo-error, aunque, probablemente, tardemos más en manejarlo por completo, pero seguro que aprenderemos más que si nos leemos unas instrucciones, que básicamente sólo las entiende quien las ha escrito.
Cuando nos cuentan cómo va a ser la meteorología en los próximos días, si miramos el cielo y vemos que no van bien en las indicaciones, puede que por lo menos esté bien que demos un voto de confianza a lo que nos dicen, porque ya hemos comprobado que todo puede cambiar en un momento y perdamos el control de la situación.
Llegamos al final del año litúrgico, nos aproximamos al final del año, hacemos balance y probablemente seamos conscientes de lo que nos ha hecho frenar, lo que nos ha ayudado a avanzar, lo que nos ha hecho caer y las manos que estuvieron para acogernos y ayudarnos a levantar. No podemos quedarnos únicamente con lo que nos ha hecho daño, porque nos estancaríamos y no seríamos capaces de disfrutar de todo lo que nos rodea; tampoco con todo lo positivo, ya que nos nubla la capacidad de estar alerta ante las posibles dificultades que se nos presentan. Hay que saber prestar atención a lo que vivimos, aprender de los errores y de los aciertos, mejorar la que no nos ha salido bien y lo que nos ha dado seguridad, dando gracias por todo lo que hemos aprendido durante el camino.
¿Tienes los ojos bien abiertos? ¿Mantienes viva la esperanza? ¿Miramos al cielo buscando respuestas?
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