
25 enero, 2025 SÁBADO DE LA SEMANA II DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO C
Conversión de San Pablo
Se recuerda en este día la conversión de Saulo, judío perseguidor de los cristianos, que se convertirá en fiel seguidor de Cristo hasta el punto de ser uno de los más grandes Apóstoles de Jesucristo, expandiendo la fe cristiana por toda Europa. Murio martirizado en Roma
Evangelio del día
Seguimos a Cristo como Pablo y los discípulos que vivieron inundados de su Amor. Cada uno tenemos nuestro encuentro con Dios que nos impulsa a darlo a conocer.
Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Reflexión del Evangelio de hoy
«Todo es posible para Dios»
¡Pablo, Pablo! ¡Qué elección por parte de Cristo! Aparenta incongruencia, pero es puro Amor y fidelidad de Dios que nos ama. ¿Cómo poder combinar en nuestra mente y en nuestro corazón conductas tan contrarias, actitudes tan dispares, posibilidades tan amplias… y actuación tal de la Gracia? Sin duda podemos aclamar y constatar que “para Dios no hay nada imposible”, nos deja a todos perplejos y convencidos del amor fiel del todo Dios.
Este relato y realidad es una puerta grande a la Esperanza para todo hombre, en cualquier modo y lugar. Esta irrupción de Vida nueva nos enseña hasta qué punto hay posibilidad de salvación para todo hombre que sea fiel y veraz, sincero y entusiasta… No podemos dejar de ver y entender que Pablo era fiel a lo que conocía y en lo que había sido formado. Esta condición lo hizo poder girar…
Le ha pasado a muchos. Cuando se conoce la ley fría y severa, cuando uno secunda de oídas y cree que eso externo a su corazón le dará la Vida… todos sabemos o sabremos de la decepción del rigor duro… pero “Dios, rico en Misericordia, por el gran Amor con que nos amó, nos ha llamado y nos ha hecho vivir con Cristo”.
Esto es la clave: el encuentro, la llamada, la luz, la Persona viva y verdadera que irrumpe en tu corazón y no necesitas más comprobaciones, es Él, estoy seguro y me siento amado por el mismo Amor en Persona, cómo yo y conmigo, que toma el pasado como proyectil hacia el futuro inmediato, que no se queda en lamentos ni golpes de pecho, sino que encauza toda su potencialidad para la llamada y el servicio, para la Plenitud y la entrega. Nadie puede dudar de este Encuentro en su modo, manera y circunstancia; Dios en Jesucristo pone el Amor en función y se expande vigoroso y nos conduce a cada uno y a todos.
Otro contraste, como luego tantos santos: el sufrimiento y la alegría de sufrir por Cristo, también inconcebible pero real y así comprendemos que “nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor nos hace escapar de la muerte”. Aquí añadimos tantos, cercanos o no, para quienes deseamos esta experiencia y felicidad consiguiente y aquí crece nuestra experiencia de la Fe que profesamos en un “Dios Rico en Misericordia” que nos atrae y nos acoge en Su Corazón.
“Hablad de Sus maravillas”
Es la respuesta, es la reacción lógica y consecuente a tamaña acción del Señor en la vida de un hombre así tratado… lo inaudito, lo inimaginable, la transformación radical de la vida y la realidad extraordinaria maravillosa… no queda otra… era la misión de evangelizador para la que el Señor llama, pero la que naturalmente sale de esta alma el celo del testimonio experiencial de haber sido salvado y transformado, como el propio Pablo que de perseguidor se convirtió en Apóstol; el que de su experiencia saca la conclusión bendita de desear que junto a él, otros ayuden a glorificar a Dios que es grande y bueno con nosotros y al que todo el mundo será insuficiente para bendecir la Misericordia con nosotros y Su fidelidad.
“Es posible”
No es a Pablo sólo, es fruto y efecto de la Resurrección, curiosamente es el camino para todos, porque la Fuerza de la vida que transforma ésta en el triunfo sobre la muerte que Jesús nos regala. Lo propio es haber tocado el suelo y el subsuelo de nuestra pobreza y miseria, con nuestra ignorancia e insensatez: Jesús ha de transformarnos con su propia fuerza… luego… la evangelización brotará espontánea… nadie puede callar las maravillas que Dios ha realizado en él, porque la Vida y el Amor son difusivos por naturaleza y si nos han ´atrapado` es un regalazo…
Luego surgirá con la fuerza viva del manantial del corazón, la necesidad de difundir, de proclamar al mundo entero e incluso de encontrarse y compartir con quien ha vivido ese Encuentro y resultado deslumbrado y transformado, componiendo así la Iglesia.
Pero es necesario transcribir y transmitir ese encuentro, esa chispa, ese rayo: ceguera y derrumbe de y en Pablo; ese golpe de Gracia que usa de violencia, sacudida y también acogida y arropo para comenzar a vivir al instante en servicio del perseguido que ahora es tu Salvador y su Horizonte. Ya no es necesario volver a recoger bártulos… siempre y todo: adelante.
Y nos fijamos en el relato precedente del Evangelio: el efecto de la Resurrección. Una vez encontrados por Cristo, ya nada es esfuerzo sino Vida Plena; “ya no hay ni llanto, ni muerte, ni dolor, pues ha llegado hasta ti el Cielo y la tierra nuevos”, ya nada se pondrá adverso pues en la Resurrección hemos sido salvados todos… que cada cual tiene su tiempo y momento… cierto, pero cada uno se unirá a la Iglesia para manifestar a Jesucristo.
Nunca te canses de seguir, nunca desesperes de buscar, nunca dejes de tener Esperanza, de ponerte a buen recaudo… y saber que el Señor, tu Dios, te tiene lugar y momento preparado, porque Él, tu verdad, tu vida, tu camino, cuando te tire, te saque de ti, serás el hombre más dichoso, harás el bien, entregarás la vida por Cristo y su Evangelio, ya no habrá más lámpara ni luz que la del Cordero; incluso el mal que hiciste, por celo errado, por ignorancia, por dominio… se te volverá en Gracia, darás el ciento por uno y tu medicina será tú mismo error.
Seguimos a Cristo, por supuesto, pero Pablo es gran referencia de lo que supone ser encontrado para la Salvación, le ha ocurrido cómo a los discípulos que tocaron al Resucitado y se sienten inundados de su Amor. Y así cada uno tenemos nuestro encuentro, nuestro caballo, nuestro suelo y ceguera, nuestro Señor.
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