27 diciembre, 2024 OCTAVA DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR / CICLO C
San Juan Evangelista
Evangelio del día
La resurrección de Jesús prueba que es verdad todo lo que nos ha dicho y predicado. Entre otras cosas, que nuestro destino es el mismo que el de él: “Yo soy la resurrección y la vida.
Juan 20, 1a. 2-8
El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
REFLEXIÓN
Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos a vosotros
San Juan fue uno de los privilegiados apóstoles de Jesús. Durante tres años vivió en compañía de Jesús y de los otros apóstoles, por lo que “lo de Jesús” lo tiene a flor de piel. Es la gran experiencia de su vida y es lo que ha querido transmitirnos a todos sus lectores.
Por todo ello, pudo decir que nos anunciaba “lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida”. Y su finalidad no pudo ser mejor: “Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo”.
Sabemos que todo lo que nos dice San Juan en este pasaje y en toda su carta, sin llamarle por su nombre, es sobre Jesús… el camino de nuestra alegría y esperanza.
Han tomado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto
Estamos ante el pasaje llamado del “sepulcro vacío”, que es con lo que se encuentran María Magdalena, Juan y Pedro. No llegaron a más, aunque pudieran intuir algo más. Posteriormente Jesús se les apareció personalmente y entones comprendieron que Jesús había resucitado. Fue este su testimonio el que nos han transmitido a todos los seguidores de Jesús de todos los tiempos.
La resurrección de Jesús prueba que es verdad todo lo que nos ha dicho y predicado. Entre otras cosas, que nuestro destino es el mismo que el de él: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre”.
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