MARTES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B

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MARTES DE LA SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B

 

Lucas 19, 1-10 – Boosco.org

 

Para convertirnos tenemos que bajar de los árboles en los que estamos situados que nos impiden poder cambiar de vida, cambiar de valores, para poder seguir a Jesús en su camino a Jerusalén.

 

Evangelio de hoy 

 

Lucas 19, 1-10

 

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

 

Reflexión del Evangelio de hoy

 

Importancia del Espíritu en la Iglesia

Terminadas las cartas de San Juan, ayer comenzábamos a leer y reflexionar sobre el libro del Apocalipsis. Libro muy desconocido, en general, por todos los creyentes. Difícil de interpretar, pero que tiene muchos temas interesantes para los creyentes: Cristo. Dios Padre. El Espíritu y la Iglesia.

En el pasaje de hoy se nos recuerda cómo es el Espíritu, el que impregna todo el libro, dirigido a dos Iglesias. En el libro aparecen siete cartas dirigidas a distintas iglesias. El autor, que se define como hermano y compañero en la tribulación y como buen pastor preocupado por sus Iglesias que sufren la misma persecución. Persecución que produce crisis en todos los miembros de las mismas. En todas ellas destacamos una invitación a la esperanza.

Comienza, recordando la situación por la que están pasando, y les dice que conoce sus obras, su conducta, advirtiéndoles de cómo actúan, y con palabras fuertes “tenéis nombre cómo que vivís, pero estáis muertos”. “No sois ni fríos ni calientes”. A continuación les invita a que recuerden la palabra escuchada y recibida, y los invita a la conversión. Después les recuerda cómo en esas mismas comunidades existen personas que siguen siendo fieles a esa palabra y les manda que se fijen en ellas. Eso motivará el vivir con esperanza de triunfo.

Mi invitación es a leer despacio el texto y, al contextualizarlo, darnos cuenta que en este tiempo de la sinodalidad, estamos llamados a escuchar al Espíritu y descubrir cómo su fuerza nos invita a leer nuestra situación a nivel personal, eclesial, social y mundial. Escuchándole descubramos nuestra necesidad de renovación para ser fieles al Evangelio de Jesús. Así como siguen existiendo creyentes, que en medio de dificultades, siguen fieles en el seguimiento de Jesús.

 

De la curiosidad a un encuentro transformador

Este pasaje del Evangelio San Lucas lo sitúa en un lugar próximo a Jerusalén, donde Jesús se dirige a completar su misión. Es muy conocido por muchas personas creyentes, y ha sido muy utilizado en retiros espirituales, pues es un pasaje muy rico en contenido y muy pedagógico.

Comienza describiendo las cualidades del personaje que tiene curiosidad por ver a Jesús: rico y jefe de publicanos. A continuación, señala los obstáculos que tiene que superar para poder cumplir con su curiosidad: bajo de estatura física y moral, muy conocido en la ciudad, por tanto, alguien muy importante. ¿No parece sorprendente verle subir a un árbol?

A continuación, narra las sorpresas. No es Zaqueo el que ve a Jesús, sino Jesús, el que ve a Zaqueo. No es Zaqueo el que le invita a su casa, sino es Jesús, el que se auto invita a su casa. Para ello tiene que bajar para que le vean. No describe la conversación de Jesús y Zaqueo, sólo resalta la respuesta de Zaqueo, un cambio radical, una conversión total.

El pasaje está cargado de enseñanzas. La conversión no se da sabiendo muchas cosas sobre Jesús, sino en el encuentro con Él. Es la persona la que nos hace cambiar, no la curiosidad, ni el conocimiento. En el encuentro con la persona es como la conocemos, la tratamos. Le hablamos y descubrimos su personalidad, su misión, y nos animamos a centrar nuestra vida en su proyecto.

Para esa conversión tenemos que bajar de los árboles en los que estamos situados que nos impiden poder cambiar de vida, cambiar de valores, para poder seguir a Jesús en su camino a Jerusalén.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P. – Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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