GRUPO JOVEN SAGRADOS CORAZONES

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Cómo comenzar un grupo de jóvenes? (Guía paso a paso)

 

El camino del todo

El tiempo vuela… Y pasa el curso, y los meses se escapan, con la duda de si llegamos a todo. Quizás, en este momento, sería interesante preguntarse: “¿Es necesario llegar a todo?”, o, mejor aún, “¿Qué es ese todo?”. Ese “todo” es diferente para cada uno de nosotros. Especialmente si lo observamos desde el filtro de la sociedad actual. Una sociedad que exige trabajo, productividad y resultados.

Sin entrar a juzgar lo anterior, pensemos en qué significa todo para cada uno de nosotros. Y, sobre todo, ¿qué espacio ocupan, en ese “todo”, las personas? La gente que se cruza con nosotros ocupa un espacio importante. Basta ver la profesionalidad con la que los cuidamos y acompañamos en nuestras realidades, a pesar de la multitud de dificultades que, día a día, encontramos.

Pero, ¿y nuestros compañeros? ¿Y nosotros mismos? ¿Y los nuestros? ¿Qué espacio ocupamos en ese “todo”? ¿Nos cuidamos lo suficiente? ¿Somos capaces de dedicarnos tiempo? ¿Somos capaces de decir no llego y parar?

Si lo necesitamos, debemos hacerlo. Porque lo que vuela no son los meses, es la vida. Y mientras que la vida vuela, nos perdemos a nosotros mismos y a nuestros compañeros.

Compañeros que nos hacen crecer, que nos aman, que nos hacen ser mejores. Cuidar de nosotros y del prójimo -sobre todo el prójimo-, debe ser nuestra prioridad. Porque cuidar de ellos implica cuidar de nosotros y viceversa. Cuidarnos implica acercarnos a Dios. 

Agradezcamos a esas personas que han dedicado su tiempo a conocernos, que nos han hecho mejores personas y nos muestran, día a día, el camino del verdadero todo. El camino hacia Dios.

Carlos González

El tiempo vuela… Y pasa el curso, y los meses se escapan, con la duda de si llegamos a todo. Quizás, en este momento, sería interesante preguntarse: “¿Es necesario llegar a todo?”, o, mejor aún, “¿Qué es ese todo?”. Ese “todo” es diferente para cada uno de nosotros. Especialmente si lo observamos desde el filtro de la sociedad actual. Una sociedad que exige trabajo, productividad y resultados.

Sin entrar a juzgar lo anterior, pensemos en qué significa todo para cada uno de nosotros. Y, sobre todo, ¿qué espacio ocupan, en ese “todo”, las personas? La gente que se cruza con nosotros ocupa un espacio importante. Basta ver la profesionalidad con la que los cuidamos y acompañamos en nuestras realidades, a pesar de la multitud de dificultades que, día a día, encontramos.

Pero, ¿y nuestros compañeros? ¿Y nosotros mismos? ¿Y los nuestros? ¿Qué espacio ocupamos en ese “todo”? ¿Nos cuidamos lo suficiente? ¿Somos capaces de dedicarnos tiempo? ¿Somos capaces de decir no llego y parar?

Si lo necesitamos, debemos hacerlo. Porque lo que vuela no son los meses, es la vida. Y mientras que la vida vuela, nos perdemos a nosotros mismos y a nuestros compañeros.

Compañeros que nos hacen crecer, que nos aman, que nos hacen ser mejores. Cuidar de nosotros y del prójimo -sobre todo el prójimo-, debe ser nuestra prioridad. Porque cuidar de ellos implica cuidar de nosotros y viceversa. Cuidarnos implica acercarnos a Dios. 

Agradezcamos a esas personas que han dedicado su tiempo a conocernos, que nos han hecho mejores personas y nos muestran, día a día, el camino del verdadero todo. El camino hacia Dios.

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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