
10 mayo, 2025 SÁBADO DE LA SEMANA III DE PASCUA / CICLO C
San Juan de Ávila

Evangelio del día
uan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Evangelio de hoy en vídeo
Reflexión
Se puso a predicar en las sinagogas afirmando que Jesús es el Hijo de Dios
“En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor”. En esta línea, pidió a las autoridades judías que le autorizasen “a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres”. Pero el Señor salió a su encuentro: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer”. Allí se encontró con el buen discípulo Ananías que le impuso las manos para que recobrase la vista. “Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo. Y en Damasco “se puso a predicar en las sinagogas afirmando que Jesús es el Hijo de Dios”.
Habita en mí y yo en él
Los judíos estaban perplejos y escandalizados por las afirmaciones de Jesús: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. Y Jesús, no se echa atrás y aprovecha la ocasión para revelarnos las cualidades y propiedades de su cuerpo y de su sangre. El que come su cuerpo y bebe su sangre “tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día…y “habita en mí y yo en él”… “El que me come vivirá por mí… y vivirá para siempre”. Como vemos, el amor hace maravillas, y el amor poderoso de Dios hace maravillas divinas. Sigamos amando y acogiendo a Jesús en nuestro corazón.
Sorry, the comment form is closed at this time.