
28 abril, 2025 REFLEXIÓN – ACTUALIDAD

En su papado supo guiar la Iglesia con una firme determinación de reforma, proponiendo un tono hondamente pastoral a sus doce años de pontificado. Llevó adelante cambios en la curia vaticana, incorporando laicos y mujeres en puesto de máxima responsabilidad, haciendo realidad que todos somos Iglesia.
Su magisterio fue su vida, y en sus numerosos viajes a las periferias, que siguió proyectando hasta el final de sus días, mostraba siempre la preocupación del pastor que acompaña a su pueblo, como Cristo iba a las multitudes desamparadas ofreciendo el consuelo del pastor. ¡Cómo no recordar sus llamadas telefónicas espontáneas para ofrecer un poco de calor y consuelo! ¡Cómo no recordar su acompañamiento diario telefónico a la parroquia de Gaza durante buena parte del asedio del ejército israelí en la Franja! Una palabra que no faltó ni siquiera en el hospital, cuando apenas le llegaba el aire para respirar.
Ser Iglesia con otros y hacerlo en conversación espiritual y humana, en discernimiento, sinodalmente. Y con la comunidad internacional con la que quiso compartir también su preocupación por el planeta.
Así vivió y así murió, en compañía de muchos, de los de dentro y de los de fuera, calzando las sandalias del pescador, con los zapatos gastados del caminante incansable, en peregrinación de esperanza, abrazándolo todo con alegría. ¡Ten esperanza! fue su grito y su biografía, una interpelación a todos en tiempos de crisis y ruptura de tradiciones.
“No os olvidéis de rezar por mí”. También ahora, Señor, pedimos que acojas a tu siervo Francisco y que su legado, tan original y evangélico, siga iluminando el sendero. Amén.
Sorry, the comment form is closed at this time.