
06 marzo, 2025 REFLEXIÓN – ACTUALIDAD

Salir a las fronteras…desde la teología
Salir a las fronteras desde la teología no es ningún caso instalarse en el relativismo, como si fuera necesario poner en cuestión la capacidad del ser humano para reconocer el Bien, la Verdad y la Belleza con independencia de su contexto particular. Tampoco tiene nada que ver con negar el hecho de que formamos parte de una historia de salvación, como si solo existiese un aquí y ahora que nos obligase a despreciar insensatamente aquello que otros hombres y mujeres pensaron antes que yo. Mucho menos se puede identificar con la necesidad, narcisista e infantil, de criticar todo lo que procede de aquellos que ejercen un servicio de gobierno en la Iglesia por el mero hecho de tratarse de figuras de autoridad, como si el Espíritu no actuase también en la Iglesia en la mediocridad de aquellas personas que son llamadas a liderarla.
Salir a las fronteras desde la teología tiene más que ver con reconocer que no es posible agotar la complejidad de la vida humana en un libro de texto, que no puedo pretender aprenderme de memoria respuestas a preguntas que aún ni siquiera he escuchado. Consiste en salir en busca del Pueblo de Dios para escuchar la voz del Espíritu en cada uno de sus miembros, proponer con humildad caminos de crecimiento desde donde el otro se encuentra y no desde donde debería estar, es aceptar que mi rol no es el de defender la Revelación sino más bien el de seguir preguntándome cómo puede el Evangelio seguir siendo una Buena Noticia hoy, en medio de la vida real de los hombres y mujeres de este mundo. En definitiva, salir a las fronteras desde la teología no es más que aceptar que estoy en camino, que marcho hacía una promesa guiado por el misterio de un Dios siempre mayor que no poseo sino que se me sigue desvelando día a día.
Ángel Benítez Donoso, sj
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