
13 febrero, 2025 REFLEXIÓN – ACTUALIDAD

Tiempo y palabras
Hace pocos días visité una exposición de arte contemporáneo. Reconozco que al primer golpe de vista no me llamó nada la atención, e incluso provocó en mi el clásico juicio de «¡menuda tomadura de pelo!»
Sin embargo, recordando las recomendaciones de una profesora de la carrera, decidí intentar superar el «no me gusta», para convertirlo en «no lo entiendo».
Comencé a contemplar las obras con detenimiento y a dedicar tiempo a leer los carteles. La cosa comenzó a cambiar. Después, tuve la suerte de poder hablar con el artista, que se hizo presente en la muestra. Entonces comencé a comprender que, aunque su estética no casara con mi sensibilidad, en aquel arte había algo que conectaba con lo más profundo de mi ser. Solamente me faltaban tiempo y palabras para descubrirlo.
Como me ocurre a menudo, todo aquello me hizo recordar la experiencia pastoral. Cómo muchas veces nos encontramos con un rechazo inicial que puede desembocar en una conexión con lo más profundo de la persona.
Para ello hace falta tiempo (del que andamos muy escasos) y también explicación. Creo, sinceramente que han pasado los tiempos en los que se pensaba que tanto los signos como los gestos eran elocuentes en sí mismos, o aquellos en los que se evitaba ser explícito en lo que a la fe se refiere.
Hoy, la transmisión de la fe necesita de tiempo y también de palabras, de explicación, porque si no, corremos el riesgo de que nuestro mensaje, no llegue, se confunda, o se quede flotando en el aire.
Dani Cuesta, sj
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