Una vidriera, obra del mismo José Luis Sánchez y de Francisco Ferreras, de formas geométricas sencillas y de color caramelo y blanco, recoge la luz del sol naciente, creando un ambiente cálido y acogedor.
En la capilla del Santísimo destaca su retablo en cemento artístico de José Luis Sánchez. Está concebido como una gran custodia o expositorio cuyo centro se expande en grandes rayos que llenan el espacio.
Siguiendo la tradición eucarística de la Congregación de los Sagrados Corazones, en la parroquia se expone diariamente el Santísimo.
Hay también en la capilla del Santísimo una talla de la Virgen con Niño de finales del s. XVI. El Niño tiene en la mano izquierda la bola del mundo y extiende su derecha hacia la Madre en gesto acariciador o, quizás, esté señalando su garganta, indicando que por ella, en contraposición a Eva, no pasó el fruto de la manzana. Esto puede indicar que es una representación de la Virgen como Purísima o Inmaculada.