1. Lonja
2. Nártex
3. Nave
4. Presbiterio
5. Sacristía
6. Rectoral
7. Capilla del Santísimo
8. Capilla de San Damián de Molokai y de los Mártires
9. Nártex del P. Damián
10. Estatua en bronce del P. Damián
11. Campanil de 50 metros de altura
12. Jardines
Como puede verse en el grabado, la planta de la nave es exagonal con una superficie de 1.385 m2, con capacidad para unos 1.100 fieles en asientos fijos y 1.500 en total.
El presbiterio es igualmente de planta exagonal y, en el encuentro de los dos exágonos, se encuentra el altar mayor.
Dos capillas laterales, la del Santísimo y la Penitencial, completan la planta del templo.
El suelo de la nave central desciende en ligera pendiente hacia el presbiterio lo que permite una perfecta visibilidad.
Una vez en el templo, uno se siente sumergido en un ambiente recogido y acogedor creado por la suave luz que se tamiza a través del colorido de las vidrieras; ambiente que invita a la contemplación y a la oración.
De inmediato la mirada se siente atraída por el Cristo crucificado (3,30 m. en su figura y 4,40 en la cruz y sin policromía alguna), que domina el presbiterio y está colgado sobre el altar.
Al amplio presbiterio, también exagonal, se le da el máximo relieve y se accede a él por una serie de peldaños, lo que realza aún más la visibilidad.
En el fondo del presbiterio, para hacer visible el pasaje evangélico: “Junto a la cruz está su madre” (Jn 19,25), en el año 2011 se colocó una imagen de la Virgen de la Paz, en bronce, de 3,60 m., réplica de una obra de Subirach.
El altar, una enorme piedra de granito de treinta toneladas, es de grandes proporciones, que, junto con el gran Crucificado que cuelga sobre él, busca destacar la dimensión sacrificial de la Eucaristía en clara alusión al altar de los holocaustos del Templo de Jerusalén y a la entrega de Jesús en el Calvario, como señala el mismo arquitecto en su memoria.
El altar, tanto por su situación como por sus dimensiones, no se presenta como “Mesa de la Cena” sino como “Ara del Sacrificio”.
A derecha e izquierda, destacándose del presbiterio, están situados sobre una gran base de granito el ambón de la Palabra de Dios y la pila bautismal con el cirio pascual.