MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

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MIÉRCOLES DE LA SEMANA X DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

San Bernabé

 

Textos de Historia de la Iglesia: San Bernabé Apóstol
 

Bernabé fue quien llamó a Pablo para el ministerio de la evangelización y fue durante un tiempo uno de sus grandes colaboradores. Es un cristiano de la primera hora, lleno de fe y del espíritu de Dios, un evangelizador incansable y un creyente de amplios horizontes que se atrevió a soñar una Iglesia en la que se viviera la unidad.

Evangelio del día

Nuestra misión no es imponer, sino mostrar con la vida que seguir a Jesús es fuente de sentido, paz y alegría. La Ley del Amor es camino de felicidad y plenitud

Mateo 5, 17-19

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

 

Evangelio de hoy en vídeo

 

Reflexión

«Compartir la alegría»

La primera lectura nos sitúa en la expansión del Evangelio más allá del mundo judío. En Antioquía, una ciudad cosmopolita y abierta a diversas culturas, la Palabra encuentra terreno fértil. Allí, la predicación es fruto de una estrategia humana combinada con la acción del Espíritu Santo, que impulsa a los creyentes a anunciar a Jesús con alegría y valentía.

Lo más notable es que no son los apóstoles quienes lideran inicialmente esta misión, sino creyentes anónimos, personas comprometidas que, con ilusión por la fe, no pueden guardarla para sí, necesitan compartirla. Seguramente la comunidad cristiana crece porque la fe es contagiosa cuando se vive con alegría y autenticidad.

Bernabé, al ver la gracia de Dios actuando, se llena de gozo y anima a la gente a permanecer fieles. Su gesto de ir a buscar a Pablo muestra una Iglesia sin protagonismos individuales, donde los dones se ponen al servicio de la misión común. Seguramente los primeros cristianos y cristianas comprendieron que su alegría no estaría completa si no compartían la buena nueva con otras personas.

El testimonio de Antioquía nos recuerda que el cristianismo creció porque muchos se implicaron con pasión en predicar a Jesús como fuente de verdadera felicidad.

«La Ley adquiere sentido»

También en el Evangelio hoy se nos invita a profundizar en el corazón de la misión predicar que vimos en la comunidad de Antioquía. Jesús declara con claridad que no ha venido a abolir la Ley o los Profetas, sino a darles cumplimiento. No se trata de una ruptura con el pasado, sino de una continuidad hacia la plenitud. La ley ahora se llena de sentido, no como un conjunto de normas frías, sino como camino hacia la verdadera libertad y la felicidad que brota del amor.

Esto es esencial para comprender por qué los primeros cristianos sentían la necesidad de anunciar a Jesús: porque en Él la Ley cobra coherencia y plenitud en el mandamiento del amor.

La comunidad cristiana crecía no solo por lo que decía, sino por cómo vivía. La coherencia entre la predicación y el testimonio era el mejor argumento para la predicación de la gracia. Mateo nos recuerda que quien enseña los mandamientos y los cumple, será grande en el Reino de Dios.

En un mundo muchas veces escéptico o herido, nuestra misión no es imponer, sino mostrar con la vida que seguir a Jesús es fuente de sentido, paz y alegría. El cumplimiento de la Ley del Amor es camino de felicidad y plenitud. Así lo entendieron las primeras comunidades cristianas de Antioquía, que no se limitaron a cumplir preceptos, sino que encendieron corazones al mostrar la belleza del Evangelio vivido.

Este texto de Mateo nos recuerda que la verdadera predicación comienza en la contemplación de la palabra, que nos transforma. Desde ella, la fe se vuelve fecunda, la comunidad se fortalece y el Reino de Dios se extiende. Hoy, como entonces, el mundo necesita personas que prediquen que en Jesús se cumple toda esperanza.

¿Vivimos nuestra fe como algo personal o como una misión para el mundo? ¿Somos comunidades que oran, se forman y se envían? ¿Vivimos con esperanza y alegría en la fe?

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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