MIÉRCOLES DE LA SEMANA VII DE PASCUA / CICLO C

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MIÉRCOLES DE LA SEMANA VII DE PASCUA / CICLO C

Lectura del Santo Evangelio según san Juan 17,11b-19 - Miércoles de la VII  semana de Pascua - Arquidiócesis de Cali
La oración de Jesús al Padre que meditamos en el Evangelio de hoy nos desvela los sentimientos de su corazón y la intensa emoción de aquel momento de despedida

Evangelio del día

 

Juan 17, 11b-19

 

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros.

Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

 

Evangelio de hoy en vídeo

 

 

Reflexión

«Hay más dicha en dar que en recibir»

Qué preciosas lecturas y qué privilegio recibirlas.

Lo primero que quisiera compartir con todos los que seguís estos comentarios de familia dominicana es mi acción de gracias. Gracias porque, como leemos en este pasaje de los Hechos, la Palabra de Dios tiene poder para construirnos como mujeres y hombres nuevos. Recibir la Palabra es dejarnos sorprender por la novedad del mensaje de Jesús que hemos recibido de los apóstoles, hoy, del más pequeño de todos, según decía san Pablo de sí mismo (Cf. 2 Cor 15,9).

Sus palabras, narradas por Lucas, me han permitido meditar sobre el tiempo, mejor dicho, sobre la falta de tiempo que tomamos por buena excusa que nos impide llegar hasta los que nos necesitan: hasta los que están abatidos, para darles consuelo; compañía, a los que se sienten abandonados; luz, a las vidas apesadumbradas o alimento a los que pasan necesidad. Nos dice san Pablo que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados (Hch 20, 35).

La compasiva vocación predicadora no es para jubilados, no es para ocupar el escaso tiempo que nos queda libre en medio de nuestras múltiples ocupaciones. Somos requeridos ahora porque la caridad de Cristo nos urge (Cf. 2Cor 5,14).

Hay más dicha en dar que en recibir (Hch 20,35) Así nos alienta san Pablo y así lo escuchábamos, hace unos años, en un eficaz slogan de campaña de Cáritas: «Vive con sencillez. Cuanto más das, más tienes»

«Para que sean uno»

La oración de Jesús al Padre que meditamos, sobrecogidos y emocionados, en el Evangelio de hoy, nos desvela los sentimientos de su corazón: la intensa emoción de aquel momento de despedida, sus humanos sentimientos de tristeza por la separación de los amigos amados, su esperanza y su deseo de que ninguno se pierda en el mundo porque no pertenecían al mundo sino a Dios.

La oportunidad que nos brinda el Evangelio es preciosa: poder cerrar los ojos para entrar en el corazón del Señor, poder quedarnos allí para ser santificados en la Verdad de Dios a través de su propia consagración. Se trata de un lugar privilegiado en el que escuchar, de primera mano, su disponibilidad para cumplir la voluntad del Padre y sus palabras de intercesión por todos nosotros al consagrarnos con él: para que sean uno como nosotros (Jn 17, 11).

Cuesta poco esfuerzo dejarnos elevar con esta poderosa oración pues sabemos que Jesús fue escuchado con agrado por el Padre, llegando hasta su Presencia a través de la oración desprendida del meditar de su corazón (cf. Sal 19, 15).

Nos unimos a la oración de Jesús, la meditamos día y noche, para no abandonar ese lugar privilegiado en el que nos ha permitido descansar y exclamamos con san Ignacio: ¡No permitas que nos separemos de ti!

Dña. Micaela Bunes Portillo OP – Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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