MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE CUARESMA / CICLO C

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MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE CUARESMA / CICLO C

NOS UNIMOS EN LA ORACIÓN POR LA SALUD DEL SANTO PADRE

 

La importancia de San José de Nazaret en la historia

 

Que, como San José, aprendamos a confiar en Dios más allá de nuestras incertidumbres y a responder con generosidad a Dios, incluso cuando no comprendamos del todo sus caminos. Que San José nos enseñe a vivir una fe activa, confiada y esperanzada, sabiendo que Dios nunca falla.

Evangelio del día

Mateo 1, 16. 18-21. 24a

 

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

 

Reflexión del Evangelio de hoy

Promesa de Dios

En el Libro de Samuel, Dios le hace a David una promesa extraordinaria: su descendencia y su reino no tendrán fin. Esta profecía encuentra su plenitud en Jesús, el Hijo de David. Y es San José, con su papel silencioso pero esencial, quien le da a Jesús el linaje davídico, insertándolo en la historia de esa promesa.

Y es que, podemos ver en José una imagen conmovedora de la paternidad de Dios. Aunque no engendra biológicamente a Jesús, lo ama cual padre natural que es. En su hogar, Jesús aprende a decir “Abbá” a Dios, porque primero le dice “padre” a José.

Así, la promesa hecha a David se cumple en Jesús, pero en ese proceso, José desempeña un papel silencioso y fiel: sostenerla, protegerla y vivirla. Y de algún modo, nosotros y nosotras también estamos llamados a hacer lo mismo en nuestra vida, incluso cuando no comprendemos del todo el plan de Dios.

La fe activa

San Pablo, en su carta a los Romanos, nos recuerda que Abraham creyó en la promesa de Dios contra toda esperanza, confiando plenamente en el Señor. Y esta misma fe se ve en San José cuando descubre que María esperaba un hijo que no era suyo, ya que seguramente su mundo entonces se tambaleó. Y cuando Dios le habla en sueños y le pide que confíe, como vemos también en el Evangelio, sin pedir pruebas ni cuestionar, José obedece, porque tiene plena confianza en la fidelidad de Dios.

La fe de José fue activa y valiente: aceptó a María, protegió a Jesús de Herodes, huyó a Egipto y vivió en Nazaret. Su fe se tradujo en decisiones diarias, llenas de amor y servicio.

José es nuestro modelo. A menudo, Dios nos pide confiar sin verlo todo claro. Nos invita a caminar con fe, como Abraham y José, seguros de que Él cumple sus promesas, seguros de que Dios, es fiel.

San José, hombre de fe y esperanza

Una vez más en el Evangelio de hoy, que celebramos San José, se nos enseña que la fe no requiere entenderlo todo desde el punto de vista racional, sino que más allá de la razón, debemos confiar y actuar según la voluntad de Dios.

José no es un protagonista visible, pero es indispensable en el plan de Dios. Nos enseña que el servicio silencioso y la fidelidad en lo oculto tienen un valor inmenso. En un mundo que busca reconocimiento, protagonismo, “likes” y viralizaciones, José nos recuerda que lo esencial muchas veces sucede en el silencio de la entrega diaria.

Que, como San José, aprendamos a confiar en Dios más allá de nuestras incertidumbres y a responder con generosidad a Dios, incluso cuando no comprendamos del todo sus caminos. Que San José nos enseñe a vivir una fe activa, confiada y esperanzada, sabiendo que Dios nunca falla.

Como San José, ¿en qué aspectos de mi vida estoy llamado a confiar en Dios sin tener todas las respuestas?

En mi familia, en mi trabajo o en mi comunidad, ¿cómo puedo reflejar la fidelidad y el amor silencioso de San José?

¿Cuido la presencia de Dios en mi vida con la misma ternura con la que José cuidó a Jesús?

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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