21 mayo, 2024 MARTES DE LA VII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B
La vida, que es un regalo, la tenemos para darla, ofrecerla, entregarla, regalarla, en el proyecto del Reino de Jesús, que tiene como fundamento el mandato nuevo de vivir en la fraternidad de los hijos de Dios, de este modo, serás grande a los ojos de Dios. Que es lo que importa en la vida.
Evangelio de hoy
Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Reflexión del Evangelio de hoy
¿De qué discutíais por el camino?
Nos encontramos en el capítulo nueve del evangelista Marcos, el cual, es de una frescura impresionante a la hora de hablar del proceso de la fe y del compromiso cristiano. Es como si el pasaje se hubiese redactado ayer por la tarde, como si hiciese una radiografía de cómo nos encontramos muchas veces los cristianos: «Creo, pero ayuda mi falta de fe» (Mc 9,24). Es el caldo de cultivo con el que nos batallamos a diario, hay tantas ocasiones en las que nos faltan luces, entendimiento, para saber discernir correctamente lo que debemos hacer en la vida. Nada distinto, al proceso que tuvieron que hacer los doce cuando decidieron seguir a Jesús.
Se nos presenta el segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección que Jesús hace al discipulado. Algo que no encaja en las entendederas de aquellos pescadores que lo han dejado todo para seguir al Mesías de Dios. Supongo que pensarían en que este Mesías sería alguien fuerte, con poderío económico, palacios, guardias, algo que se asemeje al triunfo que presenta la sociedad hoy día. Así, también se nos narraba el cuento de la lechera, al vivir de proyectos que nunca llegaban, con esta leche que venda compraré… Un mal paso en el camino, el cántaro al suelo y adiós a la empresa. Las categorías humanas no van con el proyecto de Dios. Así también, nosotros nos hacemos una religión a la carta, algo que calme nuestra conciencia y que queda lejos de los que Dios espera de cada uno de nosotros.
Sin embargo, no todo vale en el ser cristiano. Hay que dejar claro que rebajamos muchas veces el listón de la exigencia que tiene el ser discípulo de Cristo. Jesús manifiesta: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante» (Jn 10,10). Por tanto, nos muestra otra categoría distinta de la sociedad actual: La vida, que es un regalo, la tenemos para darla, ofrecerla, entregarla, regalarla, en el proyecto del Reino de Jesús, que tiene como fundamento el mandato nuevo de vivir en la fraternidad de los hijos de Dios, de este modo, serás grande a los ojos de Dios. Que es lo que importa en la vida.
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