29 octubre, 2024 MARTES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B
Evangelio del día
Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, , decía Jesús:
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Reflexión del Evangelio de hoy
Tener claro el “para qué»
En la carta a los Efesios Pablo nos exhorta a vivir en clave del amor que Cristo nos dio al entregar si vida en la cruz. En el desarrollo de la carta el apóstol nos ayudará a hacer vida ese amor en nuestras relaciones: en el ámbito personal, doméstico y social. El pasaje que comenzamos a leer hoy nos hace poner nuestra atención en el ámbito doméstico poniendo nuestra mirada en amor de pareja. En el Antiguo Testamento el amor esponsal era la imagen privilegiada para expresar de forma plástica cómo es el amor de Dios. Se habla de Alianza (berit, en hebreo) que corresponde a la idea de pacto de Dios con su pueblo. Esa imagen servirá para expresar la relación de Dios con su pueblo. Pablo da un paso mas y nos habla de ese amor referido a la relación de Cristo con la Iglesia. Nuestra tarea es amar como Cristo nos amó, entregando la vida. El Padre Mamerto Menapace, monje benedictino, decía: «Cuando tenemos claro el para que, o el para quien, son posibles los comos.»
Crecer y profundizar en la vida
Jesús nunca define el Reino de Dios, pero nos brinda a través de las parábolas una serie de imágenes que nos ayudan a profundizar en el dinamismo que este actuar divino impregna en la realidad. Las imágenes, que se utilizan en el pasaje al que hacemos referencia hoy, nos remiten a como el Reino tiene la capacidad de crecer en extensión, como el grano de mostaza, y en intensidad, como la levadura. La semilla y la levadura permiten, por la acción del Espíritu, que la realidad se transforme. En la pequeñes de lo cotidiano Dios actúa. Cuantas cosas en nuestra vida son posible gracias a lo pequeño que nos impulsa a obrar; En cada gesto, palabra, opciones y acciones se va generando la utopía del Reino. Esta potencialidad la expresaba poéticamente don Alfredo Zitarrosa, canta autor uruguayo: «Crecen los mejores amores. Crecen desde el pie. Para sus colores, las flores. Crecen desde el pie.»
Nuestra vida cristiana está llamada a ser fermento en la masa. Por eso transformar toda la masa, convirtiéndola en un espacio propicio para que todos los seres humanos tengan una vida digna, siempre es nuestro compromiso.
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