25 junio, 2024 MARTES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B
Jesús nos hace esa invitación: ¿Qué quieres tú plantar en esta vida con tus palabras, gestos, acciones? Si amas se construye Reino y camino que lleva a la vida eterna.
Evangelio del día
Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».
Reflexión del Evangelio de hoy
Todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la ley y los profetas
En el corto periodo de tiempo que Jesús dedica a la actividad de implantar el Reino de Dios, se afana en que a su auditorio le queden las cosas bien claras para que nadie se ande por las ramas y vaya a lo esencial del seguimiento. Las clases de Jesús son magistrales, pero parece que a los discípulos de todos los tiempos no nos interesa ver el calado profundo de estas sentencias. Nos resulta más fácil excusarnos que comprometernos con el proyecto del Reino: «Es que cuando me enfado… No pienso las cosas…» Y, Jesús, como buen pedagogo se acerca a ti, y en la intimidad te dice: «Si quieres tener una buena talla de corazón, trata a los demás como te gustaría que ellos te tratasen». Por tanto, hazte constructor del mandato nuevo, construye amor a tu paso: «Porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales coseché siempre rosas» (Poema «Vida» Amado Nervo).
Jesús, trata de centrar la vida del discipulado en lo que es de vital importancia: La relación con Dios y con los hermanos que estamos compartiendo la vida. En la mentalidad del fariseo de todos los tiempos se cuela un escrúpulo por el cumplimiento férreo de la ley que lleva a esclavizar. Sin embargo, el Maestro de Nazaret nos lleva a poner un horizonte de coherencia en las relaciones humanas. Por ello, es necesario reflexionar en acciones, palabras, gestos, actitudes, que tenemos que tener entre nosotros. Ya que, todo no vale en la vida, puesto que al no tener esto presente generamos heridas, divisiones, luchas, con los demás. Al aplicar el principio del amor que nos muestra Jesús la vida adquiere sabor de Reino de Dios, plenitud, paz, y no solo eso sino que equipara al sujeto que le hacemos las cosas con Él mismo: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40).
En más de una ocasión no caemos en la cuenta de la magnitud que tiene el ser de Cristo. Experimentamos en lo cotidiano del día a día lo fácil que es perder el centro de nuestra fe y obrar siempre desde el corazón, Jesús nos hace esa invitación: ¿Qué quieres tú plantar en esta vida con tus palabras, gestos, acciones? Si amas se construye Reino y camino que lleva a la vida eterna.
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