30 abril, 2024 MARTES DE LA SEMANA V DE PASCUA / CICLO B
San Pio V
Miguel Ghislieri nació en Italia en 1504 y entró en la Orden de Predicadores a los quince años tomando el nombre de Pío. Fue prior, inquisidor, obispo, cardenal y elegido Papa el 7 de enero de 1566. Restauró el culto cristiano y la disciplina eclesiástica, poniendo en práctica, sobre todo con su misma vida, las normas del concilio de Trento.
Evangelio del día
Juan 14, 27-31a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».
Reflexión del Evangelio de hoy
El resucitado nos da: la paz como tarea, la paz como regalo.
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo».
La paz os dejo como una tarea.
La paz es fruto de una relación en armonía con la naturaleza, con uno mismo, con los demás, con Dios.
Cuando falta la armonía, reina la injusticia, la desigualdad, el egoísmo, la violencia; no puede haber paz.
Por eso tenemos una misión que nos deja Jesús: construir unas relaciones humanas de armonía, de justicia, de igualdad, para que pueda reinar la paz. Si no hay justicia, no puede haber paz.
También dice Jesús: La paz os doy; es un regalo del Resucitado: para vivir con Dios en una relación de armonía, de bondad, de amor, de vida.
Por eso el saludo de Jesús resucitado es paz.
Esta paz es el fruto de la victoria del amor de Dios sobre el mal, es el fruto del perdón. Es la experiencia de la misericordia de Dios en nuestra vida. La paz que garantiza los bienes mesiánicos de la salvación.
El don de la Paz que Jesús comunica a los discípulos, es expresión del amor del Padre, fuente de gozo. Esa paz no la puede dar el mundo.
Jesús vuelve al Padre; es su última noche antes de morir e invita a edificar paz y gozo y fe.
Pero esta vuelta al padre pasa por la cruz. Cuando llegue la cruz que sigamos creyendo y que comprendamos la cruz como obediencia de Jesús al mandato del amor recibido del Padre.
Construye paz, armonía, justicia, fraternidad alegre, y cuando te llegue la cruz sigue creyendo en el amor de Dios, cree en el mandato grande del amor… y que tu vida comunitaria sea testimonio vivo de Cristo resucitado.
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