LUNES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

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LUNES DE LA SEMANA XII DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO C

El Llamado Urgente de Jesús: Reflexión sobre Mateo 8,18-22 - Hogar Irma Fe  Pol

 

No es sencillo atisbar esa voz de Dios en medio de un continuo ruido que intenta apagar una voz de verdad y de sentido pleno

 

Evangelio del día

Mateo 8,18-22

 

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.

Se le acercó un escriba y le dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas».

Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».

Otro, que era de los discípulo, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».

Jesús le replicó:
«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».

 

Evangelio de hoy en vídeo

 

 

Reflexión

 

«En atención a los diez, no la destruiré»

La primera lectura nos muestra la figura de Abraham, nuestro padre en la fe y prototipo de buscador de Dios. Mediante la llamada que Dios le hace, Abraham sale de su tierra y aquel que no tenía descendencia va a ver cómo Dios le cambia la suerte de su pobreza para convertirlo en padre de innumerables hijos. Descendencia como la arena de las playas marinas. Solo Dios puede transformar esa realidad.

Comienza así una historia personal de amor y fidelidad entre Dios y Abraham. La llamada se hace a la persona concreta, desde su libertad, el ser humano responde libremente al proyecto del Reino de Dios. Al llamar Dios a Abraham, se convierte en una relación interpersonal. Que va creciendo, madurando, profundizando, en el conocimiento mutuo y en la correspondencia a vivir desde la fidelidad y coherencia. La llamada que Dios hace, lleva implícita también la capacitación para responder a la misión. Cuando Dios llama da lo necesario para el fin. La llamada aparece también como una relación de mediación por los demás. Por aquellos que no conocen el amor de Dios. Por los que se han enfriado en el camino. Por los que se han perdido, por los que por algún motivo, heridos, han abandonado el rebaño de Dios.

Abraham, media ante el Señor, por las gentes de Sodoma y Gomorra. Y media precisamente, porque conoce las entrañas de compasión del que lo ha llamado. Dios es amor, y en su infinito amor, cave el perdón. Siempre y cuando, seamos capaces de descubrir el tesoro de su misericordia para cada uno de nuestros pecados, errores, meteduras de pata.

Oración de mediación a Dios, al igual que hacía Nuestro Padre santo Domingo: Señor, ¿Qué será de los pobres y pecadores? Hablarle a Dios de las situaciones límites a las que muchas veces se enfrenta el ser humano. Y al ser humano de la compasión infinita de Dios y del amor que el Señor te tiene. En atención al que comprenda esto, no te destruiré, sino que te amaré.

«Tú, sígueme»

Es curioso que en los versículos anteriores se nos narrase tres curaciones que Jesús realiza: un ciego, un paralítico y la fiebre de la suegra de Pedro. Acto seguido la gente busca a Jesús, se acerca y el texto pone de relieve la fe, la llamada y el seguimiento, en la clave más profunda de lo humano. Con sus luces y sus sombras. Con el ideal que empuja a entregar la vida y con la limitación humana que te lleva a la continua excusa.

Jesús lanza una llamada en clave personal: «Tú, sígueme». Lo que sucede que no es tan fácil discernir el llamado que hace el Maestro. No es sencillo atisbar esa voz de Dios en medio de un continuo ruido de la sociedad que intenta apagar una voz de verdad y de sentido pleno. Por ello, se emplea la imagen de que los muertos entierren a sus muertos. Hoy día se dan con relativa facilidad esos escenarios de muerte, en los que se ha perdido un horizonte de valores evangélicos. Una verdad que sustente tú vida. Un sueño e ideal por el cual luchar, perseguir. Esfuerzo, tesón, coherencia, fidelidad, empatía, escucha, diálogo, superación… No están de moda en la sociedad en la que trata Jesús de echar las redes para conseguir amigos que siembren la realidad del Reino de Dios.

«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?» (Mt 1,18). La eterna pregunta del discipulado. Qué nos va a tocar en suerte o quién va a ser el primero. En esa clave, siempre, van a aparecer las excusas, celos, resentimientos y no habrá la posibilidad de una entrega total de la vida. Ver el seguimiento en clave mercantil, yo me entrego mientras le esté sacando partido a esto. Mientras me llene y no me de complicaciones. Solo unos años de mi vida.

«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). El planteamiento de Jesús tumba por completo los proyectos de la sociedad. Marca una hoja de ruta distinta y que necesita ser abrazada y acogida desde el amor por el cual te has sentido llamado a participar en el proyecto del Reino. No te puedes guardar nada. Estás continuamente expuesto, a la intemperie, en las manos de otros y para otros. Gastarte, partirte, repartirte, al igual que lo hizo Él. Lo que recibes debes de entregarlo con agradecimiento.

Por ello, después de pasar por el proceso de muerte, se llega a la resurrección, con un mandato clave: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). Libertad total y absoluta para gritar al mundo el evangelio de la salvación. Jesús nos quiere libres, desprendidos, itinerantes, para de este modo ser testigos veraces de su salvación.

Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P. – Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife)

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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