JUEVES DE LA SEMANA IV DE PASCUA / CICLO C

Vidrieras

JUEVES DE LA SEMANA IV DE PASCUA / CICLO C

SAN ISIDRO

Fiesta de San Isidro Labrador | MORADILLO DE ROA | 14 Mayo 2022
Esposo y padre de familia, patrón de Madrid y de los agricultores. Vivió en Madrid en el siglo XII

 

Evangelio del día

 

Juan 15, 1-7

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará».

 

Evangelio de hoy en vídeo

 

 

Reflexión

Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad

La primera lectura nos narra el primer viaje misionero de Pablo, Bernabé y Juan Marcos hasta llegar a Antioquia de Pisidia, aunque este último abandona a sus compañeros en Perge. La estrategia de los misioneros era predicar en la sinagoga del lugar donde llegaban. Era una buena estrategia hacer un relato de la Historia de la salvación que culminaba en la figura de Jesús, el cual era presentado como aquel en quien se habían cumplido todas las promesas del Dios de Israel.

En Antioquia de Pisidia, Pablo toma la palabra y partiendo de la liberación de la esclavitud  en Egipto, recorre los cuarenta años del desierto hasta entrar en la tierra prometida, en Canaán, recuerda la etapa de los jueces destacando la figura de Samuel,  y la de la monarquía en la que cita a Saul y David; al llegar al hijo de Jesé se detiene para hacer alusión a la promesa mesiánica en la que se anunciaba que  de David saldría un descendiente que sería como un hijo para el Señor y permanecería eternamente en el trono  (2 Sm 7,12-16). Pablo ante su auditorio expectante, aprovecha para presentar a Jesús el salvador, descendiente de David prometido a quien Juan Bautista no merecía ni llevarle las sandalias (cf. 13, 23-24).

El texto se hoy nos deja con un “mañana continuará”, en el que veremos cómo es la reacción de los judíos de Antioquía a las palabras de Pablo. Lo que más nos interesa destacar de este relato es la estrategia misionera de Pablo y Bernabé que parten del imaginario de los destinatarios para transmitirles el mensaje de Jesús. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál es nuestro método de anuncio de la Buena Noticia? ¿Repetimos un discurso trasnochado y caduco que ya no conecta con nadie, o partimos de la sed y las búsquedas de los hombres y mujeres con los que compartimos la existencia?

El enviado no es más que el que lo envía

El evangelio de Juan nos sitúa en la primera parte de los discursos de despedida que tienen lugar en la cena (13-17). Tras el lavatorio de los pies, el Maestro ocupa de nuevo su lugar en la mesa entre los discípulos para dirigirle unas palabras. Comienza con una primera sentencia sobre el criado y el amo, o el enviado y aquel que lo envía. Al primero le toca llevar a cabo las acciones que ha visto en el segundo. El Maestro llama dichosos a quienes hagan ese gesto de servicio que Jesús ha realizado, la llamada “revolución de la toalla”. La dicha no está en el poder o el lujo, en la fama o el dinero; la felicidad del seguidor de Jesús está en la gran oportunidad de servir a los hermanos y hermanas, de hacer del servicio el iter vitae. En este sentido hemos de cuestionarnos ¿nosotros seguidores de Jesús nos creemos esta bienaventuranza?

El texto del evangelio termina con otra sentencia de Jesús sobre la llamada cadena del envío: “el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado”. Los verbos de la sentencia marcan una cadena de relación ascendente: discípulos-Jesús-Padre. Quien recibe a los enviados de Jesús, recibe al mismo Jesús, y quien recibe a Jesús, recibe al Padre.

Con los mensajeros viene Jesús, y como Él es el enviado del Padre, con Jesús viene también el Padre. Jesús y Dios llegan a los seres humanos a través de las palabras y los gestos de sus mensajeros. Así, quienes dan la bienvenida a los enviados de Jesús, acogen el mensaje del Maestro y la Palabra del mismo Dios. El predicador de la Buena Nueva por tanto ni va por iniciativa propia ni proclama su palabra; ha sido llamado por “Otro” para anunciar su mensaje. ¿Soy consciente en mi misión que no voy en nombre propio sino en el nombre del Señor o a veces asumo el papel de protagonista?

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P. – Congregación de Santo Domingo

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
No hay comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad