JUEVES DE LA SEMANA I DE ADVIENTO / CICLO C

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JUEVES DE LA SEMANA I DE ADVIENTO / CICLO C

Reflexión Evangelio según San Mateo 7,21.24-27. - Podcast de Daniel Molina  - Podcast en iVoox

 

Nosotros, como discípulos en continuo aprendizaje, estamos en el tiempo de la construcción donde hemos de discernir cada día a la luz de la Palabra la realización de la voluntad de Dios expresada en la Palabra de Jesús. ¿Cuáles son mis actitudes para el encuentro diario con la Palabra? ¿Qué tiempo doy en mi día a día a este discernimiento?

 

Evangelio del día

 

Mateo 7, 21. 24-27

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

 

Reflexión del Evangelio de hoy

 

En el Señor tenéis una Roca eterna

Los capítulos 24-27 del profeta Isaías forman una gran «escatología» o descripción de un juicio seguido de la instauración de una salvación definitiva.

En el texto que nos propone la palabra hoy del capítulo 26 se nos presenta a Jerusalén, la “ciudad fuerte”, bastión de la asamblea redimida y símbolo de la comunidad fiel a la ley y la palabra que atrae a los israelitas idólatras y a los paganos al reconocimiento del Señor (cf. Is 2, 2-5).

Las murallas y baluartes levantados para proteger Jerusalén constituyen la metáfora de la ley y la palabra del Señor. Cuatro notas caracterizan la identidad teológica del pueblo que entona el canto: es un pueblo justo, y por tanto se adecúa a la voluntad de Dios, observa la lealtad al Señor, lo que le conduce a la firmeza de ánimo, aún en las dificultades y a mantener la paz. Las cuatro notas derivan de la confianza de quien se apoya en el Señor, simbolizado con la metáfora de la Roca, único salvador.

El texto del profeta Isaías nos invita al iniciar este Adviento a depositar nuestra confianza en el Señor, Roca perpetua, rechazando la seducción de los ídolos. Esa confianza en el Señor se traduce en la vivencia de la justicia y la lealtad, cumpliendo su voluntad cuyas consecuencias son el ánimo firme de quien todo lo espera de Dios y la paz interior que brota de “sabernos en buenas manos”.

 

El que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica…

La parábola de los constructores que nos presenta el evangelio de hoy apunta a la necesidad de poner en práctica el v. 21: No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. El pasaje nos coloca a los lectores ante el gran dilema: “llevar a cabo” o “no llevar a cabo” las palabras de Jesús después de haberlas oído.

En el Antiguo Testamento aparece esta dinámica de la escucha y la práctica de la ley (cf. Dt 31,12). Ahora la palabra de Yahvé en el AT es sustituida por la palabra de Jesús.  Es Jesús el que pone al oyente en una situación de discernimiento: Escuchar y poner en práctica sus palabras o escucharlas y no realizarlas.

La tormenta con sus aguaceros, arroyos crecidos que inundan los valles antes secos y fuertes vientos, evocan la prueba escatológica del juicio final en el AT (cf. Ez 13,10-14; Jb 1,19; Is 28, 17; 30, 30; Na 1,3; Os 8,7; Ez 38, 22). La supervivencia del constructor que edifica sobre roca y la ruina para aquel que ha edificado sobre arena se pondrán de manifiesto en el juicio, que revelará la verdad contemplada de la parábola.

Desde esta perspectiva este juicio no constituye un momento puntual, se va desgranando en toda la existencia de forma procesual, y la criba, se va realizando en una confrontación permanente con la Palabra. La vida del creyente es un discernimiento continuo a la luz de la palabra para decidir opciones y realizar acciones concretas: (Mt 7,24-27). Lo que ocurre en el juicio escatológico simbolizado en los torrentes, los vientos, no es ni más ni menos que la consecuencia de esa confrontación permanente con la Palabra: de escucharla y obedecerla, actuarla, llevarla a cabo, encarnarla. “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana” (Walt Disney).

Nosotros, como discípulos en continuo aprendizaje, estamos en el tiempo de la construcción donde hemos de discernir cada día a la luz de la Palabra la realización de la voluntad de Dios (7,21) expresada en la Palabra de Jesús (7,24). ¿Cuáles son mis actitudes para el encuentro diario con la Palabra? ¿Qué tiempo doy en mi día a día a este discernimiento?

Hna. Mariela Martínez Higueras O.P. – Congregación de Santo Domingo

Parroquia Sagrados Corazones
parroquia.sscc.madrid@gmail.com
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