

Estos premios reconocen toda la labor de sus grandes profesionales, las materias primas de primera calidad que utilizan , así como la creación y elaboración de sus platos, entre otras cosas.
Sin duda, debemos sentirnos orgullosos de estos grandes restaurantes y profesionales. Pero también hay otras cocinas que no pueden ser tan selectas con los ingredientes y que son capaces de sacar buenos platos con la materia prima de la que disponen, convirtiendo la sencillez en arte.
Esta comparación nos puede ayudar a entender que en nuestra vida, en nuestro trabajo, en nuestra labor pastoral, tenemos que tener el arte suficiente para crear vida, y vida abundancia, con las situaciones y medios que el Señor pone en nuestro camino.
Quizás ahí se produce el milagro de convertir el agua en vino, de convertir lo ordinario en extraordinaria, con lo que tenemos y somos, confiados siempre, en que Dios está entre fogones.
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Agus Couto Picos
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