31 octubre, 2024 JUEVES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIO / CICLO B
Jesús nos acompaña con su amor, y nos anima a confiar en que, aun en medio de las dificultades, Su plan siempre es para nuestro bien. Nos invita a reconocer su presencia y a dejar que su amor nos transforme
Evangelio del día
Lucas 13, 31-35
En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús:
«Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Jesús les dijo:
«Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada.
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”».
Reflexión del Evangelio de hoy
Calzad las sandalias de la prontitud para la Buena Noticia de la paz
Pablo nos invita a buscar nuestra fortaleza, no en nuestras propias capacidades, sino en Dios. En un mundo que a menudo promueve la autosuficiencia y la independencia total, Pablo nos recuerda que la verdadera fuerza proviene de una relación profunda con el Dios de la vida.
En la actualidad, no nos enfrentamos literalmente a ejércitos físicos, o poderes malignos, pero sí nos enfrentamos a batallas internas y externas, como el egoísmo, la indiferencia, la injusticia, la comodidad y la tentación de apartarnos de los valores como la justicia y la paz. Y es que, las luchas más profundas no suelen ser físicas, sino espirituales. San Pablo nos recuerda que estas luchas deben enfrentarse desde la fe, utilizando las herramientas espirituales que Dios nos da.
“Ceñíos la cintura con la verdad, revestid la coraza de la justicia, calzad las sandalias de la prontitud para la Buena Noticia de la paz.”.
Ser justos es buscar el bien para los demás, especialmente para los más vulnerables. Es luchar por los derechos de las personas más oprimidas. En un mundo lleno de conflictos, los hijos e hijas de Dios, debemos ser portadores de paz. Esto significa construir puentes, ser conciliadores y promotores de la esperanza y de la reconciliación. Y en medio de las dificultades, confiar en que Dios es el escudo que nos ayuda a resistir.
Busquemos, como nos dice San Pablo estar vigilantes, armados con la fe, la justicia, la verdad, la paz y la oración, para poder vivir una vida conforme al Evangelio en cualquier contexto y circunstancia.
Dios fortaleza
En el Evangelio de hoy Jesús muestra una determinación inquebrantable frente a las advertencias de los fariseos sobre Herodes. No se deja intimidar porque tiene claro su propósito: cumplir con su misión de amor y salvación, aunque ello implique enfrentar el rechazo y el sufrimiento. Este pasaje nos recuerda que, al igual que Jesús en Jerusalén, estamos llamados a seguir adelante a pesar de los obstáculos y miedos.
Jesús utiliza una imagen conmovedora: la de una gallina que desea reunir a sus polluelos bajo sus alas. Aquí vemos el corazón tierno de Dios, que busca constantemente protegernos y cuidarnos. Aunque a veces nos alejamos o resistimos Su abrazo, Él nunca deja de invitarnos a volver. Esta imagen nos habla de una esperanza profunda: Dios no nos abandona, incluso cuando nos sentimos perdidos o rechazados.
En este camino, no estamos solos. Jesús nos acompaña con su amor, y nos anima a confiar en que, aun en medio de las dificultades, Su plan siempre es para nuestro bien. Nos invita a reconocer su presencia y a dejar que su amor nos transforme.
¿Cuáles son los «Herodes» en mi vida, ¿esas amenazas o miedos que intentan desviar mi camino, y cómo puedo fortalecer mi confianza en la misión que Dios tiene para mí?
¿He experimentado el amor protector de Dios como esa imagen de la gallina que cuida a sus polluelos? ¿Qué me impide, a veces, refugiarme bajo sus alas?
¿De qué manera puedo abrirme más a la presencia de Dios en mi vida, especialmente en tiempos de dificultad o rechazo, para confiar en que su plan siempre es para mi bien?
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